sábado, 27 de octubre de 2012

Madrid tuvo que rescatar en 2010 a sus hospitales de gestión semiprivada

Fue el punto álgido del debate televisado entre los candidatos Esperanza Aguirre y Tomás Gómez en la campaña de 2011, el único momento en que se vio en apuros la expresidenta: Gómez enarboló en pleno directo una carta de las constructoras de los hospitales de gestión semiprivada inaugurados en 2008 en la que pedían al Gobierno regional 80 millones más y advertían de su “colapso” si no los recibían. Lo que entonces se desconocía, y ahora desvela un informe de la Cámara de Cuentas consultado por EL PAÍS, es que un año antes la Comunidad de Madrid tuvo que restablecer el equilibrio económico financiero de las concesiones de los seis hospitales.
Un acuerdo del Consejo de Gobierno de septiembre de 2010 modificó, al alza, la cantidad máxima anual (canon) que reciben el hospital Infanta Cristina, el Infanta Leonor, el Infanta Sofía, el Henares, el Tajo y el Sureste, centros sanitarios construidos mediante contratos de concesión de obra pública adjudicados por concurso en 2005 y que la entonces presidenta, Esperanza Aguirre, puso en marcha casi a la vez en un maratón inaugurador de menos de un mes, durante febrero de 2008. El Gobierno regional acordó pagarles dos millones al año más de lo que constaba en la oferta económica inicial de 2005. La cantidad más elevada corresponde al hospital del Sureste, en Arganda del Rey, con un incremento anual de 582.699 euros. La oferta inicial de la empresa concesionaria fue en 2005 de 9.912.709 euros.

 

El canon aumenta

La Comunidad aprobó en 2010 incrementar el canon anual de los seis hospitales de gestión semiprivada:
  • Hospital Infanta Cristina: 236.385 euros anuales más
  • Hospital Infanta Leonor: 674.929 euros
  • Hospital Infanta Sofía: 306.327 euros
  • Hospital del Henares: 110.029 euros
  • Hospital del Tajo: 86.206
  •  Hospital del Sureste: 582.699
Según el informe de fiscalización de la Cámara de Cuentas, aprobado el 24 de septiembre pasado, el Consejo de Gobierno del 30 de septiembre de 2010 aprobó tanto el restablecimiento del equilibro económico como el gasto por modificados en la construcción de los hospitales, que estarán en manos de las empresas que los construyeron hasta que reviertan a la Administración al acabar los 30 años de concesión. Sin embargo, la referencia del Consejo de Gobierno de ese día que publica el Gobierno regional en su página web no lo recoge. Además de incrementar en dos millones anuales el canon a las concesionarias, el acuerdo también contemplaba modificar la cantidad máxima anual desde la puesta en servicio de los hospitales: ese concepto supone 4,3 millones, según el informe (1,4 de ellos para el hospital Infanta Leonor; la cantidad más elevada).
La Cámara de Cuentas desvela otros aspectos desconocidos hasta ahora de la relación entre la Administración y las sociedades concesionarias, como la existencia de recursos contenciosos administrativos en los que reclaman diferentes cantidades a las empresas públicas, la forma jurídica que la Comunidad dio a estos hospitales, o los expedientes sancionadores iniciados por incumplimientos en la fase de construcción o ya en la de funcionamiento. Por ejemplo, el informe destaca que la empresa pública del hospital Infanta Cristina inició 12 expedientes entre 2008 y 2009 por “infracciones” cometidas por las empresas. Se resolvieron sin imponer penalidades “a pesar de que cuatro de ellos los hechos se califican como graves”, asegura el documento.
Ninguna de las empresas públicas liquidó el ejercicio 2009 tal y como exigen los pliegos del contrato, señala la Cámara de Cuentas, “lo que genera una incertidumbre respecto a la retribución final a abonar por las empresas públicas a las sociedades concesionarias”, añade. El informe recoge que “al menos dos” de estas empresas han reclamado importes a su favor por “ajustes de volumen”, es decir, por haber realizado más actividad (por ejemplo, dar más comidas) de la prevista. Reclaman a la Administración 2,5 millones de euros, precisa el documento.
La concesionaria del hospital Infanta Cristina reclama el pago de 925.120 euros por variaciones de volumen en los servicios de restauración y esterilización en el ejercicio 2009, según el informe. La del hospital Infanta Leonor, por su parte, reclama el abono de 1,5 millones por la restauración y la esterilización de 2008 y 2009. Su reclamación fue desestimada por silencio administrativo, al que la concesionaria contestó con un recurso contencioso administrativo que, cuando se elaboró el informe de la Cámara de Cuentas, estaba pendiente de resolución.
El informe de fiscalización detecta alguna irregularidad en las relaciones entre la Administración y las empresas que gestionan todos los servicios no sanitarios de los hospitales (limpieza, lavandería, seguridad, restauración, esterilización, apoyo administrativo...). Señala, por ejemplo, deficiencias en el control del cumplimiento de las empresas en lo que respecta al material que debían aportar y el personal necesario para los servicios. “En relación con el control de las empresas públicas sobre si las sociedades concesionarias asignan a los servicios los recursos humanos detallados en sus ofertas, tan solo la empresa pública Hospital del Henares ha aportado documentación justificativa de la realización de controles periódicos en todos los servicios”, afirma el texto. Una conclusión polémica, puesto que un informe de la Inspección de Trabajo, desvelado por este diario, detectó en 2009 que faltaba personal, material básico y vigilancia en los hospitales inaugurados un año antes.
En cuanto al mobiliario, que debe volver a la Administración en perfecto estado al terminar la concesión, la Cámara señala que las concesionarias no entregaron inventarios hasta el ejercicio 2009, “lo que ha dificultado el control por las empresas públicas de la integridad del mobiliario existente hasta esas fechas”. Las tres empresas públicas que hicieron comprobaciones entre el mobiliario recibido y el que figura en los inventarios o el previsto en los pliegos “han encontrado diferencias no justificadas”, concluye el informe. El Infanta Leonor, por ejemplo, “detectó una diferencia de 318 elementos, que no ha sido justificada. No ha realizado con posterioridad ningún otro control del mobiliario, pese a tener acceso a la aplicación informática de la sociedad concesionaria que lo controla”.

Fuente: El País

martes, 16 de octubre de 2012

La sanidad pública, en almoneda


Sanidad pública, educación pública y servicios sociales hace tiempo que se han convertido en negocios privados al alza. En el caso de la sanidad, con el País Valenciano y Madrid como grandes paradigmas. Un pomposo discurso que vende las bondades del “Modelo de colaboración público-privado”, en el que supuestamente las empresas privadas ofrecen una mejor gestión, mayor eficiencia económica y el estado continúa teóricamente garantizando los mismos prestaciones y servicios que en la sanidad pública, envuelve una ofensiva que aspira a un cambio radical de modelo, que tiene a los Estados Unidos (atención sanitaria al ciudadano en función de su renta, lo que deja a mucha gente fuera del sistema) como gran referente. Diferentes gobiernos autonómicos, sobre todo del PP, se aplican a materializar este cambio de paradigma.
Un mero vistazo a la evolución del marco jurídico ya permite intuir algunos de estos cambios. La Ley General de Sanidad (1987) permitía la participación del sector privado (preferentemente a través de entidades sin ánimo de lucro, que podían concertar determinados servicios con la Administración) en los ámbitos que no alcanzara la cobertura de la sanidad pública. La Ley 15/97, actualmente en vigor, modifica la legislación anterior y abre la puerta a las empresas privadas en la gestión de la sanidad pública. Las legislaciones autonómicas incorporan posteriormente este principio, que ha dado lugar a la coexistencia de centros sanitarios públicos (con una progresiva privatización de sus servicios), centros estrictamente privados y, por último, centros públicos que, por concesión administrativa, son gestionados por operadores privados, lo que en la práctica no supone sino un proceso gradual de privatización de la sanidad pública.
El País Valenciano constituye un buen observatorio de este proceso. En el año 1997 se abre la veda (En 1995 el PP accede al gobierno en el País Valenciano, de la mano de Eduardo Zaplana). De manera progresiva, y partiendo de una estrategia premeditada (que públicamente nunca se reconoce), comienza la privatización de determinados servicios públicos (limpieza, cocinas hospitalarias y ambulancias, entre otros) en los centros sanitarios . También se ponen en manos del sector privado las resonancias magnéticas de los hospitales públicos, pese a los informes que acreditaban que el servicio público tenía un coste menor. En 2000 tiene lugar el segundo gran hito: se pone en marcha el Hospital de la Ribera (en el municipio de Alzira), que representa el primer gran ejemplo de privatización de la sanidad pública en el País Valenciano.
¿En que se basa el modelo Alzira , es decir, hospitales públicos de gestión privada? La Administración pública otorga una concesión mediante concurso, 15 años en el caso del Hospital de la Ribera, a una empresa privada (Ribera Salud) que se compromete a la construcción del centro hospitalario, ponerlo en marcha y gestionarlo. El gobierno autonómico paga a la empresa por los costes de estos conceptos. Así, sólo por la gestión sanitaria del Hospital de la Ribera, la Conselleria de Sanitat ha de abonar en 2012 cerca de 640 euros por habitante y año. Pero la clave radica en un modo de financiación paralela, sobre el que muy poco se sabe, y que permite a la empresa concesionaria incrementar los ingresos e intentar asegurarse la rentabilidad del negocio: la derivación de pacientes. Ciudadanos (en listas de espera o que requieren pruebas de diagnóstico) adscritos a centros hospitalarios de otras comarcas (por ejemplo, de Alcoi o Gandía) son derivados al Hospital de la Ribera, para que, gracias al dinero público (que siempre paga la atención a los pacientes en este modelo), cuadren los números .
¿Qué hay en el trasfondo de este modo de proceder? ¿Por qué otorgar tanta prioridad a un solo centro hospitalario? El modelo Alzira representa uno de los grandes buques insignias del PP valenciano, es decir, una apuesta política de gran calado que ha de salir bien al precio que sea. Por eso el Gobierno Valenciano rescató la concesión del hospital y, en 2002, sacó un segundo concurso para que la iniciativa de Ribera Salud fuera rentable. A la empresa se le concedió en concurso la posibilidad de prestar la atención primaria, lo que le permitía controlar el gasto en todo el proceso asistencial, aumentar su volumen de negocio y sanear sus cuentas (en el primer concurso sólo se le adjudicó la atención especializada); la Conselleria de Sanidad pasó de pagar 240 euros por habitante y año a 420. A ello hay que agregar otras ventajas: se garantizan en La Ribera determinados servicios (radiodiagnósticos y anestesistas permanentes para las epidurales de los partos, entre otros) que, deliberadamente, no se prestan en centros públicos, en una decisión de carácter mucho más político que sanitario.
Ya desde los orígenes la estrategia estaba perfectamente diseñada. Por ejemplo, las áreas quirúrgica y de diagnóstico del Hospital de la Ribera contaban con unas dimensiones desproporcionadas para las necesidades de la comarca de la Ribera (ámbito de cobertura). Se tenía en vista, desde la fase de diseño, la derivación de pacientes y la financiación paralela. Otros hospitales que siguen el modelo público de gestión privada, como los de Dénia o Manises, no pueden, por razones de la mayor competencia en el sector, realizar estos desvíos de pacientes, y en consecuencia se hallan actualmente en situación de apuro económico.
Según el portavoz del área de Salud de Intersindical Valenciana, Rafael Reig, “no hay ninguna prueba empírica de que este modelo resulte más barato que la sanidad pública; en primer lugar, existe mucha opacidad informativa; pero, además, si fuera rentable nos lo venderían todos los días; tampoco se ha constatado una mejora en la calidad de la asistencia, ni se ha terminado con las listas de espera; hay casos en los que se ha dado cita para una operación de menisco al cabo de un año”. Asimismo, “a la empresa que gestiona el Hospital de la Ribera se le dan otras ventajas: es la Seguridad Social la que paga los materiales y medicamentos; por no hablar del trato al personal laboral: un trabajador con un salario equivalente al de otro de la sanidad pública tiene una jornada laboral un 20% superior”, explica el sindicalista.
El País Valenciano cuenta actualmente con cinco hospitales públicos de gestión privada, en los municipios de Alzira, Dènia, Torrevieja, Manises y Elx. A ellos se les sumarán próximamente los de Llíria, Gandía y Torrent (el número de hospitales públicos de referencia y comarcales se eleva a 18). ¿Quién está detrás de estos centros, agraciados por la concesión pública? En todos los casos, un consorcio formado por un socio capitalista y una compañía de seguros, a los que pueden agregarse otros socios menores (algunas veces constructoras o empresas del ladrillo ). En el accionariado de Ribera Salud están representados, con la mayoría de los títulos, Caja Mediterráneo (CAM), ahora en manos del Banco de Sabadell, Bankia (que pretende deshacerse de su capital en la empresa) y la aseguradora Adeslas; también, aunque con un porcentaje menor, la promotora Lubasa y Dragados y Construcciones. En hacerse con el capital de Bankia han manifestado su interés el Banco de Sabadell, la multinacional sueca Capio Salud y un grupo inversor de Juan Roig, propietario de Mercadona.
En todos los hospitales de estas características en el País Valenciano, Ribera Salud participa del negocio, aunque de manera compartida con diferentes aseguradoras privadas: DKV en Dènia; Asisa en Torrevieja; Sanitas en Manises y Asisa en Elx. Todo parece estar muy bien repartido. ¿Por qué razón? “El sector privado sanitario ha sido hasta hace poco testimonial en el País Valenciano; dicho de otro modo, no tenía capacidad suficiente para asumir la gestión de la sanidad en su conjunto, que es realmente el objetivo político del PP; lo que se está haciendo es introducir a las empresas privadas con experiencia en gestión sanitaria en la sanidad pública, parasitándola, pero gradualmente, haciendo tiempo para que el sector privado vaya ampliando su volumen de negocio y adquiriendo la infraestructura necesaria; el fin es poder gestionar finalmente toda la sanidad pública; el final de la hoja de ruta es el modelo norteamericano”, explica Rafael Reig.
En este proceso hay un elemento decisivo: cerca del 50% del gasto en la gestión privada de los hospitales procede del capítulo de personal; y es en este punto donde las empresas ponen el foco. Las empresas aspiran fundamentalmente, y lo afirman bien a las claras, a la gestión del personal. “Si ganan dinero es porque reducen plantilla y recortan en gasto corriente, material sanitario y servicios al usuario”, asegura el portavoz de Intersindial valenciana. Además, las empresas se aprovechan de la situación de asfixia económica de la Generalitat: el Gobierno Valenciano ha tenido que renunciar al pago anual que pretendía cobrar a las empresas adjudicatarias, que además seguramente controlarán totalmente a medio o largo plazo la gestión del personal.
Por lo demás, estos centros públicos de gestión privada no son, ni mucho menos, exclusivos del País Valenciano. Al frente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre los ha promovido hasta el punto de que todos los nuevos hospitales públicos son de estas características; por ejemplo, el Hospital Infanta Elena (Valdemoro); el Hospital de Henares (Coslada); Hospital Sureste (Arganda del Rey); Hospital del Tajo (Aranjuez); Hospital Infanta Cristina (Parla); Hospital Infanta Leonor (Madrid), Hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes) y Hospital Puerta de Hierro (Majadahonda). Frente al modelo valenciano, sin embargo, los centros hospitalarios promovidos por la lideresa mantienen la gestión pública del personal sanitario (no el resto de los ámbitos de gestión).
Otro factor añadido a la presión de los negocios privados sobre la sanidad pública es el final de la burbuja inmobiliaria , y la necesidad de reorientar los capitales hacia nuevos nichos de inversión. En muchos casos, las empresas constructoras de obra pública y del ladrillo se anticiparon a la crisis y empezaron a invertir en hospitales, en una tendencia que continúa hoy. Además de Lubasa y Dragados y Construcciones, con presencia en el Hospital de la Ribera, Acciona se halla entre los accionistas de la empresa que gestiona el hospital de Torrevieja; Son Espases, el mayor centro hospitalario de Palma de Mallorca, está participado en un 49,5% del capital por Iridium, del grupo ACS (la constructora de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid); el Hospital de Torrejón tiene entre sus accionistas a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), Globalvia Infraestructuras y al Grupo constructor Alpine; Dragados y FCC también están presentes en el Hospital de Son Dureta (Palma de Mallorca), entre otros ejemplos.
En toda esta maraña de intereses empresariales tampoco faltan las conexiones políticas. Algunas muy notorias. En el accionariado de Capio Salud (multinacional sueca que en el estado español controla o participa en la gestión de 28 centros sanitarios), figuran personajes como el exministro de Economía y expresidente del FMI, Rodigo Rato, y el exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Manuel Lamela; familiares de la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal; y Teresa Echániz Salgado, hermana del consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, José Ignacio Echániz Salgado; Por otra parte, el actual conseller de Sanitat de la Generalitat de Cataluña, Boi Ruiz, alcanzó este cargo tras dirigir la patronal catalana de hospitales. También trajo cola la privatización en el País Valenciano del servicio de resonancias magnéticas de los hospitales públicos, del que se beneficiaron empresas de Carlos Paz, íntimo amigo de Eduardo Zaplana (expresidente del Gobierno Valenciano) y del diputado autonómico del PP, Luis de la Concepción.
Actualmente, nos hallamos en la primera fase de la hoja de ruta neocon aplicada a la salud, resume Rafael Reig. “Los poderes públicos todavía garantizan el derecho a la salud, es decir, la atención sanitaria gratuita; pero la prestación de servicios y la atención a los pacientes está poniéndose paulatinamente en manos del sector privado; en una segunda fase se pretende la privatización absoluta de la salud; que la atención sanitaria dependa del poder adquisitivo; ¿Qué es, si no, el copago ?”, se pregunta.
Por lo demás, “la atención sanitaria pública, universal y de calidad es un derecho ciudadano, independiente de la condición social o lugar de residencia. La progresiva aplicación de políticas neoliberales, que desmantelan el Estado del Bienestar y favorecen la privatización de la sanidad, daña nuestra salud y aumenta la desigualdad. Como si fuera una mercancía más, la sanidad pública está en venta : se cierran centros de atención primaria, urgencias y quirófanos, aumentan las listas de espera, se amplía el repago…La ciudadanía debe saber lo que nos jugamos: perder un derecho esencial conseguido tras largas luchas sociales”, concluyen Carles Muntaner, Clara Valverde, Gemma Tarafa y Joan Benach en el libro “La sanidad en venta” (Icaria). 

Fuente: Rebelión

lunes, 15 de octubre de 2012

Campaña "Yo sí sanidad universal"

Bajo el lema "Yo SÍ, sanidad universal" una serie de usuarios y trabajadoras del Sistema Nacional de Salud (SNS) estamos organizando una campaña de desobediencia civil frente a la reciente reforma sanitaria, recogida en el Real Decreto-Ley 16/2012, que supone la exclusión de cientos de miles de personas del derecho a recibir atención sanitaria y el repago de medicamentos y de ciertas prestaciones sanitarias.
El modelo anterior era universal, es decir, el acceso a la sanidad estaba garantizado a toda la población sin excepciones. Ahora, sólo las personas "aseguradas" podrán tener garantizado el acceso a algunas prestaciones "básicas".
Estamos desarrollando líneas de acción para articular y visibilizar la objeción de conciencia de los profesionales al RD y para organizar, sostener y proteger la desobediencia civil de profesionales y usuarias para mantener la atención sanitaria. ¡Queremos una sanidad pública, de tod@s, para tod@s!

MENTIRAS

Mentira nº 01. "Este Real Decreto-Ley afecta solamente a los y las inmigrantes sin papeles. No va a afectar a las personas españolas"

El Real Decreto-Ley deja sin cobertura sanitaria a los siguientes colectivos:
1. Inmigrantes irregulares sin permiso de residencia en vigor.
2. Ciudadanía de paises de la Unión Europea, del espacio económico europeo o de SUIZA que no sean residentes en España o Ascendientes de dicha ciudadanía.
3. Ciudadanía española y extranjera con permiso de residencia, mayor de 26 años, que no hayan percibido nunca prestación por desempleo y que tengan rentas superiores a una cantidad anual aún por determinar. Entre los que se encuentran los siguientes colectivos:
- Estudiantes universitarios/as con becas no sujetas a cotización pero sí a IRPF.
- Personas que no han conseguido su primer empleo.
- Personas divorciadas que no están a cargo del excónyuge.
- Personas separadas de parejas de hecho no formalizadas.
- Personas discapacitadas en grado inferior al 65%.
- Personas pertenecientes a población nómada.
- Profesionales liberales.

Mentira nº 02. "Esta reforma afectará a aquellas personas que no pagan impuestos, porque no contribuyen a las arcas de la Sanidad Pública"


Lo más grave de esta reforma sanitaria es precisamente que pasa de un sistema universal de derechos de las personas, basado en valores como la solidaridad social (“Me puedo quedar en el paro”, “Me puedo poner enferma estando en el paro”, “Hoy por ti, mañana por mí”) y de justicia social (“Todas las personas tienen derecho a educación y sanidad”, “Garantizar derechos a todo el mundo es la mejor manera de generar una sociedad mejor”) a un pretendido sistema en el que cada persona recibe lo que paga, y debe justificar que es “asegurado/a”, que tiene un seguro que le cubra ante la posibilidad de estar enferma/o o necesitar cuidados de salud. El retroceso en derechos ciudadanos es abrumador, sin que se vaya a generar un ahorro importante.
Además, ni siquiera es cierto que cada persona vaya a contribuir pagando la sanidad con sus cotizaciones, porque la sanidad pública no se paga con dichas cotizaciones a la Seguridad Social sino que se costea con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, que se pagan con el total de los impuestos, incluidos todos los indirectos también.
Estas frases tratan de alentar la insolidaridad social, sugiriendo que “alguien” (inmigrante, pobre, parada, extranjero, etc.) se aprovecha de las personas que cotizan.

Mentira nº 03. "Privatizar garantizará la calidad en la gestión"

Como ya se demuestra en otros países tales como EEUU, una Sanidad que gestione personas aseguradas y no pacientes abre la puerta a diferentes tipos de aseguramiento y, por ello, diferentes calidades de atención sanitaria en función de las posibilidades económicas. Y a unos elevadísimos gastos de tramitación e intermediación. Además es conocida la tendencia en dichos sistemas de aseguramiento a aumentar las diferencias sociales en salud y al aumento de la carga de sufrimiento (enfermedad y muerte) entre sectores de población y clases sociales desfavorecidas o en riesgo de exclusión social.

Mentira nº 04. "Echániz dice que el sistema sanitario está en ’situación de riesgo vital grave’ por culpa de los socialistas", "Con la reforma se ahorrarán 7.000 millones de euros"

El Sistema Nacional de Salud español es perfectamente sostenible. Es un falso debate que pretende justificar las medidas basándose en una política del miedo.Lo que se pretende es un cambio del modelo de Servicio Sanitario Público conseguido durante muchos años de lucha por la sociedad en su conjunto (ciudadanía, trabajadores/as sanitarios y no sanitarios, etc.)
En realidad:
- Es uno de los mejores y más eficientes sistemas sanitarios del mundo según la mayoría de las valoraciones de instituciones expertas y organismos internacionales.
- El gasto sanitario público esta en un 6,2 del PIB y es uno de los más económicos de la Unión Europea. Para mantener y mejorar la salud de cada ciudadano/a del Estado Español se dedican 1250 € por persona y año. Esto es claramente sostenible.
- El déficit económico en el Sistema se debe fundamentalmente a la infra-financiación crónica y persistente, y a la mala gestión del Sistema por los diversos Gobiernos, y a la ausencia de control y participación ciudadana.
- Existe margen de mejoras en el funcionamiento del Sistema Sanitario Público, sin cambio de las características esenciales como el acceso universal, la atención integral a los problemas de salud y el enfoque de promoción de la salud y prevención
- El objetivo no es hacer un sistema sostenible sino privatizable. Esto les permite nuevas oportunidades de negocio. Además, el actual Gobierno del Partido Popular alega que el sistema sanitario no es sostenible y que, en consecuencia, se aprueban una serie de medidas urgentes para garantizar dicha sostenibilidad, argumentando que ello se debe a la mala gestión del gobierno anterior del Partido Socialista, sin contar con su propia contribución a dicha situación.

Mentira nº 05. "Las circunstancias mandan", "La atención sanitaria española es más cara que en otros estados del entorno", "No hay dinero"

JPEG - 14.4 KB
El gasto sanitario público por persona y año, en poder paritario de compra, es de 2.049 dólares frente a 2.870 dólares de media en la Unión Europea (inferior con más de un 28% de diferencia).
¿No hay dinero?
La Banca, según la Asociación Española de Banca, en 2011 sólo pagó en impuestos el 14,5% de sus millonarios beneficios, y en 2010 sólo el 22,8%, menos que la inmensa mayoría de los y las trabajadoras y que numerosas pensionistas.
Las personas detrás de las grandes fortunas del pais ganaron un 6% más en 2011 que en 2010, el peor de los tres años de crisis, cuando el número de personas en paro supera los 5,6 millones de personas según la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2012 y el poder de los salarios está disminuyendo.
El fraude fiscal alcanza el 25% del PIB (90.000 millones de €) –somos la 10ª potencia mundial en fraude-. Si el fraude se persiguiese sólo como en la Unión Europea, se ingresarían más de 40.000 millones de €. No habría crisis.
Se ha aplicado una amnistía fiscal al fraude y se han mantenido las rebajas del Impuesto de Sociedades, cuando más de 12,5 millones de personas en el Estado están en riesgo de pobreza y exclusión social (el 26,7% de la población).

Mentira nº 06. "El Real Decreto Ley 16/2012 se hará efectivo a partir del 31 de Agosto de 2012"


Su ejecución se hace de forma escalonada para las distintas medidas que se han aprobado:
Con respecto al acceso al Sistema se reintroduce la clasificación de personas aseguradas y no aseguradas desde el principio pero se escalona su aplicación para preparar todo el aparato administrativo que se necesita. La expulsión del Sistema Sanitario se hará efectiva el 31 de agosto a quién no tenga la documentación en regla. En la comunidad autónoma de Madrid existe ya una circular interna destinada a que el personal estatutario deje de tramitar las tarjetas de “personas sin recursos” a inmigrantes no comunitarios/as sin tarjeta de residencia. Esto se traduce en que aquellas personas a las que esta tarjeta se les ha caducado, ya no están recibiendo efectivamente la tarjeta sanitaria y por lo tanto su acceso a los distintos servicios de salud está siendo menoscabado. Tanto es así, que los y las responsables de la Comunidad se han visto obligados a emitir circulares a los hospitales recordándoles que deben seguir atendiendo a estos pacientes hasta el 31 de Agosto. Incluso después de ésto, en los hospitales de gestión privada se siguen poniendo impedimentos para tratamientos tales como VIH, oncológicos y diálisis. ¿Qué va a pasar con estas personas enfermas después de esa fecha?
El 1 de julio del 2012 se empieza aplicar el “repago” en los medicamentos y otras prestaciones complementarias a todas las personas aseguradas y beneficiarias según su nivel de renta y/o pensión.
La fijación de las prestaciones sanitarias que la ciudadanía va a poder recibir se empezará a aplicar en los próximos meses (julio-agosto 2012) según vayan siendo aprobadas.
Limitación de la cartera de servicios. Se establecen tres categorías: prestaciones básicas -que serán gratuitas-, suplementarias y accesorias, que conllevan copago tanto para población activa como para pensionistas. Las prestaciones básicas van a ser redefinidas siguiendo el carácter restrictivo de las políticas gubernamentales. Pagar según renta conlleva un aumento del coste burocrático, que varias fuentes expertas han valorado entre 500 y 900 millones de €, cuando para discriminar las aportaciones de cada persona según la renta ya existe el IRPF.

Mentira nº 07. "La Reforma busca la equidad y mejor eficiencia del sistema"

Se espera que, con todas las medidas tomadas en estos años y el RD 16/2012, se ocasione un aumento de las desigualdades sociales en salud y los problemas en la población, confirmado en múltiples informes y estudios internacionales. Se especifican a continuación:
- Aumento de la morbi-mortalidad de la población por deterioro condiciones de vida, aumento de la pobreza, la marginación y de hábitos insalubres.
- Aumento de la incidencia de enfermedades infecciosas.
- Aumento del sufrimiento, y agravamiento de patologías mentales, tales como ansiedad, depresión, suicidio, etc.
- Aumento de los efectos adversos del sistema sanitario en la población (yatrogenias, errores, listas de espera aún más prolongadas) y del deterioro de la calidad de la atención sanitaria.
- El deterioro de las condiciones laborales y aumento de la precariedad en el empleo es productor de enfermedad.
- Y con el RD también se aumenta el riesgo de exclusión de la cobertura sanitaria. En conclusión, y al contrario a lo que nos dicen, con el RD se genera un sistema menos eficiente en salud y mucho más injusto.
La ciudadanía estará menos segura pues las circunstancias por las que en el futuro se pueda tener o no derecho al “aseguramiento” podrán ser modificadas, al suponer todo lo expuesto un intento de hacer desaparecer el sistema universal de protección.

Mentira nº 08. "La población migrante abusa de la Sanidad. Todo el mundo viene a los hospitales españoles y eso no puede ser"

Varios estudios demuestran que el perfil de inmigrante en España es una persona joven y con buena salud, que realiza un uso mucho menor de la sanidad que la población española.
En lo referente al llamado “turismo sanitario” (que corresponde a un perfil de inmigrante procedente de países de la Comunidad Europea), aparte de ser un fenómeno minoritario, se debe sobre todo a la incapacidad de las administraciones para registrar y facturar la atención prestada a la ciudadanía de la UE cuando visitan España. Es interesada la confusión con el resto de las/los migrantes, alentando sentimientos xenófobos.

Mentira nº 09. "NO tendrán tarjeta pero sí asistencia ’básica’, como en el resto de la UE. No es ninguna violación de derechos de asistencia y ningún problema de salud pública"


Los y las inmigrantes no regularizados/as sólo tendrán derecho a la asistencia de urgencias.
La consecuencia evidentes serán la saturación de las urgencias por motivos "no urgentes" al no existir otro cauce de atención para la población inmigrante enferma. Por otra parte, las enfermedades y su transmisión no entienden de papeles, pudiendo provocar esta irresponsable política del gobierno verdaderos problemas de salud pública.
Nuestro Sistema Sanitario estaba considerado a nivel internacional (Derechos Humanos de los Migrantes en la ONU) como un sistema que garantizaba una buena asistencia a este grupo de población y un modelo a imitar. Con este RD retrocedemos claramente. El que la totalidad de la población no tenga acceso a la medicina preventiva, y sólo a la de emergencia, supone un error en la gestión de la Salud Pública, al dejar de hacerlo de forma global e igualitaria.
De nuevo, mencionar el hecho de que la emergencia es más cara que la atención ordinaria y no permite atender los mismos contenidos, deja fuera la imprescindible prevención, y está orientada a la atención urgente, necesaria por supuesto, pero es sólo una parte de la atención a la salud y la enfermedad. Y se deteriorarán las prestaciones de los servicios de urgencias para ser sobrecargadas con demandas de atención en servicios que no están preparados para ello.
Es absolutamente falso que se conserve para las personas “no aseguradas” una asistencia sanitaria básica. Y se producirán deterioros por esta medida en los servicios sanitarios destinados a toda la población.

 

Materiales de la campaña

- Modelos de objeción
- Documentos legales
- Documentos para la desobediencia
- Trámites y reclamaciones
- Difusión y análisis

 

Más información:

Fotografías de Olmo Calvo, extraídas de Diagonal: Concentración contra el apartheid sanitario


Fuente: Nodo50
JPEG - 14.1 KB

Racismo sanitario e insumisión

Hay que hacer políticas que sirvan para disuadir y eliminar elementos que puedan servir de atractivo para la entrada o permanencia de inmigrantes ilegales en España, como la Sanidad completamente gratuita” – Rafael Hernando, portavoz adjunto del PP en el Congreso.

Hace tres meses, desde esta publicación criticábamos la aprobación del Real Decreto Ley 16/2012, de Medidas Urgentes para la Sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, que eliminaba la atención sanitaria a los/as inmigrantes sin permiso de residencia. En estos momentos, el Decreto ha entrado en vigor, lo que nos permite analizar con más detalle su contenido y cómo afectará a los/as más de 150.000 extranjeros/as sin papeles que han perdido su tarjeta sanitaria.
De acuerdo al texto legal, quedan aún cubiertas por el sistema sanitario las urgencias médicas, las inmigrantes embarazadas y los/as menores sin papeles. Según la ministra de Sanidad Ana Mato, el resto de extranjeros/as sin papeles, para ser atendidos/as, deberán de pagar 710 euros mensuales, cantidad que alcanza los 1.864 euros en caso de mayores de 65 años. Esto demuestra una vez más que los/as gobernantes/as o están fuera de la realidad o nos están tomando el pelo porque, ¿cómo va a poder pagar ese dinero una persona que no tiene permiso de trabajo?
Ante las múltiples críticas recibidas, la ministra ha señalado que serán atendidos/as en la sanidad pública los/as pacientes con enfermedades crónicas, infecciosas y oncológicas. Un apunte, a la ministra se le olvidó decir que serían atendidos/as, sí, pero pagando por los servicios recibidos. La primera Comunidad Autónoma que ha publicado los precios de los servicios sanitarios ha sido Castilla la Mancha, estableciendo que un ingreso hospitalario costará 459,89 euros en el supuesto más barato, y 2.824,04 euros en el más caro, que una cesárea con complicaciones costará 4.392,77 euros y una de alto riesgo 6.264,49, la atención de una persona anciana en un geriátrico 389 euros, una resonancia magnética 294 euros, un tratamiento completo de radioterapia 3.318,03 euros… aquí es donde nos damos cuenta de que los/políticos no son tontos/as, sino que les importa una mierda la vida de las personas.
Estas medidas son justificadas por el Gobierno como una forma de ahorro de costes y para evitar el llamado turismo sanitario. Pero analizando más a fondo la exclusión a las personas sin papeles de la sanidad, podemos darnos cuenta que únicamente se trata de una medida racista y clasista que supone un cambio en el modelo sanitario español, pretendiendo que la sanidad pública tenga únicamente una labor asistencial o de beneficiencia, expulsando a la clase media hacia las aseguradoras privadas, una política muy similar a la seguida en la educación primando a los centros concertados sobre los públicos.
Según las asociaciones de profesionales de la sanidad, la medida no sólo no supondrá un ahorro, sino que a medio plazo traerá más gastos, al derivar a los/as inmigrantes al servicio de urgencias, que tiene un mayor coste. Además, se corre el riesgo de que enfermedades infecciosas no tratadas aumenten su tasa de contagio  y mortalidad, lo que para el VIH supondrá, según el Grupo de Estudio de SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, la muerte entre 27 y 50 personas por VIH en el primer año de aplicación del decreto, y del 12-15% de la población infectada en los siguientes años, un retroceso a niveles de hace 20 años, además de incremento de un 20% anual de las personas con VIH.

Cuando el racismo y la xenofobia son un hecho, la insumisión y la desobediencia civil son un derecho

Con este lema se cerraba el manifiesto leído tras un encierro de sindicalistas de la Central Unitaria de Traballadores en un hospital de Santiago para visibilizar la “exclusión xenófoba del colectivo inmigrante” en la Sanidad Pública, encierro realizado también en el Hospital Ramón y Cajal, en el Hospital Clínico y en el Hospital General de Móstoles, además de una acampada frente al Hospital de la Paz de doscientas personas desalojada por la policía.
Ante las medidas del Ministerio, los/as profesionales de la sanidad se han organizado y han hecho un llamamiento a la objeción de conciencia, similar a la realizada en Grecia hace unos meses ante una política idéntica que llevó al sindicato de médicos griegos a afirmar que “los doctores de hospital declaran desde este momento al obstinado ministro de Sanidad, que no renunciarán a su profesión médica para convertirse en guardias, que no tendrán en cuenta el color de piel, el género o el origen y los documentos legales de ninguna persona que requiera tratamiento médico”. Considerando que la normativa contraviene su código deontológico, “velar por el bienestar, la lealtad, la justicia y la autonomía del enfermo”, 1.650 profesionales se han declarado objetores/as de conciencia, asegurando que van a seguir atendiendo a sus pacientes independientemente de su situación administrativa. Para ello están creando una red de solidaridad que permita burlar las trabas burocráticas que impiden la atención de sin papeles que incluya a médicos/as, enfermeros/as, personal administrativo… para poder dar citas, atender en consulta y realizar pruebas diagnósticas a las personas excluidas. También se está fomentando la creación de Grupos de acompañamiento por personas con tarjeta sanitaria que acuden con sin papeles al médico para prestarles la tarjeta, presionar a los/as sanitarios/as para lograr la atención médica, fomentar la insumisión y visibilizar el rechazo a una medida que niega el derecho a la salud a más de ciento cincuenta mil personas.

Más información en www.casmadrid.org y www.yosisanidaduniversal.net

Fuente: Todo Por Hacer Nº 21 octubre 2012

viernes, 12 de octubre de 2012

Los recortes y la corrupción arruinan la sanidad catalana

BARCELONA // Ante un auditorio de centenares de personas, Teresa Forcades, médico, teóloga y monja de Montserrat, hizo ayer una defensa férrea de la sanidad pública y realizó un llamamiento a “tomar conciencia” de los peligros de “mezclar medicina y negocio”. El acto, convocado por Revolta Global Esquerra Anticapitalista bajo el título “el negocio de la sanidad”, también contó con la presencia de la escritora y activista Esther Vivas, y de los editores de la revista Cafè amb Llet, Albano Dante y Marta Sibina. Estos últimos, destaparon hace unos meses varios casos de presunta corrupción en la gestión de la sanidad pública catalana.
Centenares de personas ya hacían cola una hora antes del inicio de la charla, que finalmente tuvo que realizarse en plena calle ante la imposibilidad de que cupieran en la sala de actos de las Cotxeres de Sants. “Se nos ha intentado vender la falacia de que la sanidad privada es de más calidad que la pública”, comenzó Forcades su intervención. La religiosa citó el último ránking de salud elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2000, según el cual la sanidad española –eminentemente pública- se situaba en séptimo lugar, y lejos quedaba el modelo mixto público-privado de Alemania (25º) y el totalmente privado de EEUU (37º). También explicó cómo a partir del 2000 empezó a entrar capital privado en la OMS y el ranking dejó de elaborarse.
Forcades centró su intervención en exponer las tremendas desigualdades de la cobertura sanitaria a nivel mundial, en el que el 90% de los recursos sanitarios se invierten en enfermedades que afectan sólo al 10% de la población. Así, relató que mientras la investigación de enfermedades como la malaria, la tuberculosis o el chagas -que matan cada año a millones de personas- casi no reciben recursos. Las empresas se centran en investigar la impotencia masculina, la obesidad o el insomnio. “Dejar en manos privadas la gestión sanitaria lleva a sinsentidos como éste, en el que sólo se invierte en aquello que genera negocio”, aseguró.
La religiosa se refirió también a los presuntos casos de corrupción en la sanidad pública catalana, que iba a investigar una comisión en el Parlament que ha quedado disuelta con la convocatoria de elecciones: “Debemos exigir a todos los partidos que se presenten a las elecciones que se comprometan públicamente a reabrir la comisión. Si se llegase hasta el fondo de los casos de fraude que ha habido en Cataluña no sólo no habría que seguir haciendo recortes, sino que se podría volver atrás y reabrir quirófanos y centros de salud”.
El director de la revista Cafè amb llet, Albano Dante, había relatado minutos antes la investigación que llevaron a cabo y que permitió destapar presuntos casos de corrupción en los hospitales de Blanes y Calella. Para Dante, el principal problema de la sanidad catalana es que más de la mitad de la actividad corresponde a centros concertados, cuyo gasto escapa incluso a la supervisión del propio Parlament. “El sistema está creado expresamente para fomentar y encubrir el sistema de fraude”, denunció Dante. “El problema de la sanidad pública es que no es suficientemente pública, porque la han convertido en una gestión opaca”.
“Cuando empezamos todo esto, en el hospital de Blanes ya habían despedido a trabajadores y reducido sus salarios. Vimos, sin embargo, que se estaba construyendo una nueva cafetería. Al preguntar nos dijeron que era un compromiso ya adquirido. O sea, ¿se pueden romper los compromisos firmados con los trabajadores pero no con la empresa de la cafetería?”. La cafetería a la que se refería pertenecía al Grupo Serhs, propiedad de Ramón Bagó, un alto directivo de la sanidad y exalto cargo del Govern de Pujol.
Posteriormente conocieron que Bagó había utilizado su cargo para adjudicarse, sin concurso previo, el suministro alimentario de varios hospitales, por un contrato de 50 millones de euros. El de Bagó es uno de los múltiples casos que investiga la Justicia, que el pasado lunes imputó al expresidente del Institut Català de la Salut, Josep Prat, y al exdirector del Catsalut, Carles Manté, por presuntos pagos irregulares de más de un millón de euros. “Se ha producido una gran estafa a los ciudadanos llevada a cabo de manera sistemática”, denunció Dante.
Las intervenciones de los ponentes se siguieron con gran entusiasmo -en repetidas ocasiones con aplausos- por parte de la audiencia que abarrotaba la plaza Bonet i Muixí de Sants, la mayor parte de ella personas mayores. “La primera medida que habría que tomar es la recentralización de la gestión de la sanidad a la Generalitat. Si la Generalitat paga la factura debe ser quien controle en qué se gasta el dinero”, defendió Marta Sibina. Y añadió: “Los que se oponen a ello son los que están creando un sistema de monopolio privado”.

lunes, 1 de octubre de 2012

Copago, receta pero no remedio

Controvertida palabra, "copago" sanitario y tan recurrente estos días en la mayoría de los medios.
Pero ¿es realmente necesario y los argumentos que se ofrecen para su implantación son
inabordables a través de otras medidas? Primero expliquemos a qué atiende el copago y sus
modalidades, para poder entrar en el análisis de su carácter "imprescindible" para asegurar el
mantenimiento del servicio sanitario.
El copago hace referencia a la participación directa en el coste de los servicios sanitarios en el
momento de su uso por parte del paciente. Se trataría de compartir los costes del servicio entre el
usuario y el Estado, pero en el caso español nos hace preguntarnos ¿acaso no se reparte ya? ¿Por
qué seguimos llamándolo copago cuando lo que se pretende es simplemente reducir la parte del
gasto que soporta el Estado y que obtiene a través de la recaudación impositiva de la población?
El copago puede aplicarse bajo muchas tipologías, sobre diferentes conceptos. Puede ser sobre los
servicios de atención médica, modalidad que existe en numerosos países europeos, sobre todo en
aquellos con sistemas sanitarios tipo Bismark (basados en las contribuciones a la Seguridad Social)
más que en los de tipo Beveridge o sistemas nacionales de salud (financiados mediante impuestos).
Se puede aplicar copago sobre servicios hoteleros, es decir las hospitalizaciones, o finalmente,
sobre los medicamentos y farmacia, como ocurre en España donde actualmente los activos pagan
un 40% del coste y los enfermos crónicos pagan un 10%.

Seguir leyendo en: Copago, Receta pero no remedio